"31 de Octubre"
Harry Hole examinó el rastro de sangre sobre la nieve. Sin miedo lo siguió hasta internar en un oscuro bosque donde encontró algo que no esperaba encontrar. En la oscuridad, se pintó una imagen inocente. Harry encendió su linterna. Entre los primeros e intermitentes flashes de luz Harry pudo vislumbrar la silueta de una niña. “Hola pequeña, tranquila, soy policía...” La niña miró al comisario, no sin antes esbozar una sonrisa de oreja a oreja. La pequeña estaba cubierta de sangre e iba vestida de princesa. Harry trataba de buscar, en la distancia, su herida. Pero no había, al igual que no había ápice de dolor en su rostro, en el que se dibujaba una felicidad asombrosa a la vez que macabra. “Pequeña...” La niña lo miraba. De esa sonrisa tan inocente salieron un par de palabras, repetidas en bucle “N…s...mi...s..r...” Harry se acercó “¿Cómo dices pequeña?” La niña le susurró “No es mi sangre...”